lunes, 22 de octubre de 2012

Charco de lágrimas..

En el segundo capítulo del libro de Alicia en el país de las maravillas, lo que yo interpreté es que todas las personas tememos a algo y también que no nos es fácil confiar en los demás, el ejemplo está en el ratón que le teme a los perros y gatos, también que le huye a Alicia al no conocerla.
Respecto a Alicia pude ver que muchas veces las personas nos estamos comparando con otras personas y así vemos lo malo y bueno de nosotros y de otros.

También cuando Alicia está ahogandose en su charco de lágrimas, yo creo que representa cuando nosotros tenemos un problema y muchas veces lo vemos más grande y dicho problema nos consume y lo vemos más grave de lo que puede ser.

martes, 9 de octubre de 2012

El conejo, Alicia y nosotros..

Al leer el primer capítulo de Alicia, podemos llegar a la conclusión de que en la vida real, nosotros los humanos podemos identificarnos con Alicia y el conejo.
En la historia, el conejo está con un reloj y corre a toda velocidad gritando que se le acaba el tiempo, pero al menos en este capítulo no sabemos para qué se le acaba el tiempo. Nosotros los seres humanos vivimos muchas veces de igual manera que el conejo, apresurados y sin detenernos a disfrutar los momentos hermosos que la vida nos ofrece, vivimos la vida tratando de hacer todo lo más rápido sin darnos cuenta que no la estamos viviendo como deberiamos vivirla.
Podemos identificarnos con Alicia porque en la historia, esta niña se aburre del libro sin imágenes, se aburre cuando come el pastelillo porque no sucede nada extraordinario, no pregunta el nombre del lugar donde está para no quedar de ignorante, sigue al conejo sin saber el rumbo de éste y tiene el deseo de encogerse para poder entrar por la pequeña puerta.
Muchas veces nosotros tenemos estos actos y pensamientos al igual que Alicia, la rutina en un momento llega a aburrirnos, muchas veces esperamos demasiado y nos desilusionamos cuando no ocurre lo que esperabamos, no preguntamos cuando tenemos dudas por miedo al qué dirán, también seguimos o imitamos a personas sin saber si lo que hacen es bueno o malo, no somos nosotros mismos por miedo al fracaso.
Por último, muchas veces deseamos encogernos para no enfrentar la realidad o para pasar desapercibidos.

Todos somos como Alicia y el conejo aunque no nos demos cuenta o no querramos aceptarlo.